Pablo Díaz Espí

* 1972

  • “Todos estos años, salvo los costos para la gente que ha estado dentro de Cuba, Diario de Cuba para mí ha sido algo muy disfrutable, la verdad, y muy fácil. Siempre lo digo, hacer periodismo contra una dictadura es muy fácil, el periodismo en democracia va a ser mucho más complicado, pero bueno, todavía no hemos llegado ahí. Hacer periodismo contra una dictadura, la gente hace como si fuese una cosa difícil, pero es la democracia la que implica un juego de pluralidad, y de alianzas económicas, y de comercio, y de debate de ideas, que no sea blanco y negro, y es mucho más complicado. Por eso creo que hay bastante periodismo malo en Cuba hoy, porque es fácil enfrentarte a un poder. Cuando ese poder desaparezca y el juego se abra, y todo sea mucho más complejo y tengas que tener mucha más cintura, perspicacia, y tengas que tragar bastantes sapos, y hacer alianzas con gente que no te gusta, eso va a ser más difícil. Hasta ahora el periodismo ha sido muy sencillo.”

  • “Actué como alemán durante tres meses y medio cada vez en Cuba, y fue una experiencia tremenda porque fue como ser invisible en tu propio país, como ver tu país desde dentro, porque vas ahí disfrazado y la gente te habla ‘amigo, amigo, comprar, ron, bueno, bueno’, y tú te enteras de todo. Recorrimos toda Cuba, era una época que había una necesidad tremenda. Terminábamos de trabajar y buscábamos un lugar para tomarnos un trago, una cerveza, lo que fuera, lo que se pudiera, y claro, la prostitución era masiva. Eso lo viví yo. De una punta a la otra, todos los pueblos de Cuba estaban prostituidos, todo el mundo estaba prostituido, todas las mujeres y todos los hombres. Yo me preguntaba para qué, porque no te pedían dinero, era sencillamente para escaparse un poco de la realidad de ellos: para un poco de aire acondicionado, para poder meterse en una piscina, para vivir un momento de otra cosa.”

  • “Viví a tope ese Berlín maravilloso del principio de los años 90, que es el Berlín de casas okupadas, de movimiento alternativo, de arte callejero, y eso fue espectacular porque fue como disfrutar y se parte de todo eso pero también como una venganza anticomunista, aunque nunca había pensado en eso así pero es así porque en definitiva la ciudad estaba rodeada de estas unidades militares soviéticas y al final, cuando las tropas rusas se empezaron a ir pues íbamos ahí, les comprábamos los bafles, los equipos de luces, en los clubes que teníamos todo era ilegal, con cosas rusas… Incluso un día fuimos y nos encontramos unos aviones de guerra, eran como 6 aviones de guerra en medio del bosque, y los cargamos y nos los llevamos, los trajimos para Berlín, -bueno, les habían quitado las armas y los motores-. Y bueno, esto es bastante conocido, hay muchos libros de fotos de esa época; instalamos esos aviones delante de lo que hoy es el Reichstag, los pintamos de rosado… Vivíamos en casa okupadas en las que no se pagaba nada, se compartía todo, y yo con 20 años ahí… Cuba para mí quedó atrás.”

  • “Y después comienza la escuela, con uniforme y con esos cantos patrióticos, comunistas, etc., todas esas consignas que se aprenden, y comienzas la secundaria y te das cuenta de que todo tiene un enfoque ideológico, toda la historia, toda la filosofía que se da: marxismo leninista 1, marxismo leninista 2, toda la historia de Cuba, todo tiene un enfoque homogéneo, politizado, fuera completamente de cualquier debate, de cualquier interpretación que no sea la ortodoxa, marxista-leninista, un uso totalmente político de la historia. Yo siempre digo que el castrismo se apropió de la historia de Cuba, dominó el presente e incluso va a hipotecar el futuro del país. Toda la historia de Cuba corre como una línea para la justificación de ese sistema que actualmente hay en el país. Uno se da cuenta de eso porque de alguna manera te buscas la vida; empiezas a leer otros libros, a escuchar otras historias, y te das cuenta de que todo eso es una gran farsa.”

  • “Cuando yo tenía ocho años, fue el Éxodo del Mariel: la toma de la embajada de Perú, 120.000 cubanos terminaron yéndose a los EEUU en el año 80, y ahí hubo como un gran proceso político; el régimen arengó a las masas, manipuló a todo el mundo… Yo tenía en ese momento 8 años y recuerdo perfectamente que nos sacaron de las clases, nos hicieron marchar como insultando a los cubanos que se querían ir de Cuba, que estaban encerrados en la embajada, y después en esa embajada se creó una situación tan desesperada, con decenas de miles de personas dentro de una casa, que en negociaciones con los EEUU se permitió a esas personas regresar a sus casas, y esperar ahí para irse, para poder salir de Cuba. Entonces esas personas regresaron a sus casas, y ahí comenzaron lo que se llamaban los actos de repudio, que eran una especie de pogromos cubanos, en los que todos los vecinos tenían que ir a las casas de los que se iban a ir, todas las noches, a insultarlos, a tirarles piedras, huevos, a quemarles muñecos en las casas, a hostigarlos… En esas casas había niños, había personas mayores… Lo recuerdo perfectamente porque dos amigos míos se fueron. Entonces esas personas salir de las casas, tenían que estar días encerrados, nadie los veía, pero estaban dentro de las casas. Todo el mundo insultado, gritando, rompiendo las casas, tirando piedras, poniéndoles discursos, música; una cosa como muy agresiva. Y recuerdo perfectamente una noche en la que estábamos sentados ahí en una esquina cuando un carro vino y la familia de mi amigo y mi amigo se fueron como corriendo; los vinieron a buscar para llevárselos del país. No sólo yo, sé que el grupo entero recordamos perfectamente la mirada de este amigo, que era un niño como nosotros y quería jugar con nosotros. Nos miró por última vez, y se fueron. Nadie pudo decir nada. Nunca más lo vimos.”

  • Celé nahrávky
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    Madrid, 06.10.2020

    (audio)
    délka: 01:02:48
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El castrismo se apropió de la historia de Cuba, dominó el presente, e incluso va a hipotecar el futuro del país

Díaz Espí Pablo
Díaz Espí Pablo
zdroj: Post Bellum

Pablo Díaz Espí nació en 1972 en La Habana, Cuba, en el seno de una familia afín al proceso político revolucionario. Desde muy joven percibió la politización y opresión de la sociedad en la que vivía y toda su obsesión era marcharse de Cuba y no volver a tener contacto con ella nunca más. Lo consiguió en 1990, cuando se exilió en Berlín, vivió la libertad tras la caída del muro y estudió en la escuela de cine y televisión. Sin embargo, el trabajo lo llevó de vuelta a Cuba y volvió a conectar con la realidad de autoritarismo y escasez que vivía el país. En 1999 creó con su padre la revista Cubaencuentro y en 2009, junto con un grupo de escritores/as exiliados en Madrid, fundó su propio medio, Diario de Cuba, que dirige en la actualidad y que lo ha convertido en una de las figuras más destacadas del periodismo independiente cubano de los últimos años.