José Rafael Montalvo

* 1943

  • “Uno sale de la cárcel... yo salí con la intención de volver a hacer mi vida, de renovarla, retomar donde la había dejado y entonces mi concentración no fue en seguir peleando contra comunismo. Mi cosa era ir a rehacer mi vida. Volví a Georgia Tech, no tenía beca ni nada de eso. O sea yo fui a Georgia Tech, tenía tres trabajos y me pagaba mis estudios. Cuando salí, yo era un estudiante buenísimo, a mí me encantaba mi carrera, tenía un entusiasmo. Cuando volví, todo eso lo había perdido. No tenía interés ninguno en estudiar. Lo que quería era graduarme y poder seguir con mi vida. Entonces volví a Georgia Tech y me gradué. El último año me casé, y el día que me gradué nació mi hijo. O sea, eso fue... y yo tenía tres trabajos, mi señora trabajó desde que llegamos allí hasta un día antes de que tuviéramos nuestro hijo. Fue una época muy sacrificada. Siempre digo que pasé más hambre que en la cárcel, porque en realidad no teníamos ni un centavo.”

  • “Todo el tiempo preso fue una experiencia increíble. Nos unimos, la Brigada se unió de verdad. Todos los días teníamos el enemigo al frente. Todos los días lo debatíamos, desde por la mañana hasta por la tarde y a veces toda la noche también. Como quiera que pudiéramos les íbamos en contra. Nunca se nos cayó el espíritu en todo el tiempo que estuvimos en la prisión. La Brigada se unió totalmente.”

  • Y entonces el teniente se mete en medio y dice: “No lo toquen.” Y me empieza a hacer preguntas. Y me dice: “¿Quién tu eras?” – “Yo soy fusilero del Batallón 2.” Y se ríen todos y dicen: “Eres el primero que no es cocinero.” – ¿Y dónde está tu rifle?” –“Lo boté, ni sé por qué. Se me acabaron las balas.” - “Entonces, ¿tú nos tiraste?” Y yo: “Sí, los tiré y los maté también.”

  • “El plan mío era seguir vivo de alguna manera, de seguir vivo y también poco a poco el berrinche que yo tenía se me fue pasando a una tristeza inmensa, se me fue convirtiendo en una tristeza inmensa por lo que había pasado. Entrando en el monte esta tristeza se agravó, porque nos ametralla un avión fidelista. Estaba un grupo de campesinos con nosotros. A nosotros no nos dieron de la ametralladora, pero a un niñito de dos años lo atravesó un cañonazo de veinte milímetros, entonces un hueco de este tamaño. Eso pasó al lado mío. El padre lo recoge y lo veo destruido. Toda su vida se le había ido y eso para mí fue más triste que todo lo demás que había pasado allí. No solamente no habíamos logrado nuestro objetivo, sino habíamos causado que cosas así pasaran.”

  • “En ese momento, la carretera entera estaba llena de cadáveres, lo más lejos que uno podía ver... de tanques destruidos, camiones, todo... O sea, el desastre para ellos había sido increíble. Cuando llegó mi escuadra a la playa, habían llegado las órdenes de retirarnos. Nosotros no lo podíamos creer, porque los habíamos parado, los habíamos zonado, bien zonado... no entendíamos por qué nos íbamos a retirar. Cuando empezamos a caminar hacia los camiones para retirarnos, empezamos a cantar el himno nacional cubano. Y fue muy, muy emocionante. Nos salían las lágrimas. Nosotros liberamos a Playa Larga. Había sido libre.”

  • “A medida que uno va creciendo, sobre todo emocionalmente, te das cuenta de que tú no eres un espectador, sino un participante. Este cambio de espectador a participante a mí me ocurrió estando en Atlanta en Georgia Tech. Entre los estudiantes había un grupo grande de estudiantes cubanos, allí había como sesenta. Pues nos reuníamos y hablábamos de esto (la situación en Cuba) todo el tiempo. Y llegó el momento en que se convirtió en un pregunta muy seria si debíamos hacer algo, participar o no. En diciembre de 1960 estaban formando los hombres ranas y me invitaron porque yo había sido nadador y todo eso. Yo acepté y quise ir, pero mi padre vino de Cuba y... yo tenía 17 años... no dio permiso. Tuve que volver a Georgia Tech. Allí siguieron todas estas conversaciones y eventualmente un grupo de nosotros hizo un retiro en Conyers, Georgia, donde más tarde se apareció la Virgen, en un monasterio trapense. Estuvimos tres días y los trapenses no hablan, entonces estuvimos tres días en silencio. Y yo personalmente llegué a la conclusión debido a quién yo era y a la historia de mi familia que yo tenía que pelear.”

  • “Me tuve que ir de Cuba en el 58, cuando todavía no había terminado el bachillerato, porque un día volviendo de una fiesta a mi casa, de un patinaje, me encontré con un grupo del Servicio de Inteligencia Militar de Batista. Estaban buscando unos vecinos. Me pararon, me interrogaron y me empujaron y cuando me empujaron yo les di con unos patines que llevaba. Bueno, se formó un problema, mis padres salieron de escondidos en la casa. Al día siguiente nos mandaron a decir que no se iba a quedar así y que nos recomendaban que me sacaran del país. Me sacaron, fui a estudiar a Inglaterra. Me cogió el cambio de Gobierno, cuando entra Fidel Castro, me coge en Londres. Tuve que dejar el colegio porque no se podían sacar dólares y me fui a trabajar. Tenía 16 años. Entonces trabajaba en un Fish n’ Chips de inmigrante ilegal y viví en una casa de prostitutas que era el único cuarto que encontré.”

  • Celé nahrávky
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    Miami, USA, 10.06.2021

    (audio)
    délka: 01:38:52
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Llegué a la conclusión que, debido a quién yo era y a la historia de mi familia, que yo tenía que pelear por Cuba

José Rafael Montalvo, 2021
José Rafael Montalvo, 2021
zdroj: Post Bellum

José Rafael Montalvo nació el 7 de enero de 1943 en La Habana. Sus ancestros desempeñaron un papel importante en las luchas por la independencia de Cuba. Se formó en el famoso Colegio de La Salle. Sin embargo, en 1958 tuvo que interrumpir los estudios en Cuba debido a una confrontación con las autoridades del régimen de Batista. Pasó unos meses en Inglaterra y regresó a Cuba después del triunfo de la Revolución Cubana. Rechazó la oferta de una beca de la Universidad de Leningrado y optó por los estudios en Georgia en Estados Unidos. Gracias a las conversaciones con los demás estudiantes cubanos en la universidad estadounidense decidió a entrar en los campamentos de entrenamiento para la invasión en la bahía de Cochinos. Eso a pesar del rechazo de su padre. Siendo miembro del Batallón 2 desembarcó en Cuba y luchó en la costa contra las tropas de Fidel Castro. Después de la decisión del presidente Kennedy de no apoyar a los combatientes en Cuba cayó preso y fue trasladado a La Habana, donde le encarcelaron en la prisión El Príncipe. Allí pasó más de veinte meses hasta que se produjo en canje negociado por los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba. Junto con otros presos pudo salir a estados Unidos en cambio por dinero, ropa y otros materiales que solicitó el régimen castrista. En los años 70 intentó negociar la salida de más presos cubanos. En Estados Unidos terminó sus estudios y más tarde se convirtió en un exitoso profesional. Se jubiló a finales de los años 90.